jueves, 4 de junio de 2009

Asustate, asustame

Por Patricio Suárez Area













Todavía en el curso de este mes, y hasta horas antes del domingo 28, habremos de soportar por estos lares la tradicional fraseología de campaña de nuestros simpáticos inoperantes. La sagaz calificación de Mafalda, hace décadas, en referencia a los políticos de las Naciones Unidas, se renueva permanentemente. Y aquí están los nuestros. Lo de inoperantes lo mantienen, si se quiere ser un poco ingenuo. Lo de simpáticos... algunos aparecen sonriendo como si recién llegaran a un escenario por el que ya anduvieron, disfrazados, en papel de reparto, o quizás detrás de la puesta en escena, pero lo cierto es que ya fueron parte de esta brutal tragicomedia que se presenta con descarnada alevosía desde hace décadas en Argentina. Ojo, en los teatros aledaños, por si nos faltara oferta de entretenimiento a los sudamericanos, también hay para sentarse a ver retornos de brillantes actores de fines de siglo XX, algunos casi con aires de Jurasic Park. Santiago Piñera, en Chile; Luis Lacalle, en Uruguay, o José Serra, en Brasil, vuelven para hacer delirar a los conservadores más recalcitrantes o para tranquilizar a los burgueses asustados de las capas medias y media-baja, en estructuras sociales desarticuladas por procesos políticos nacidos del Consenso de Washington (1991) que afectaron a toda la región, en los últimos años del siglo pasado y los primeros del corriente.
Y aquí, en nuestra querida Argentina, cómo iban a faltar. Si hasta el ex presidente Carlos Saúl (para los desprevenidos, escribir, leer o decir su apellido es mal augurio) puede hacerse el resfriado y zafar de declarar en la Justicia, y luego aparecer en el programa más visto de la televisión local. El show debe continuar. Es cierto, los procesos contra los gestores del último gran desastre nacional, los genocidas del 76, marchan, lento como desfile de rengos, pero es difícil esperar más celeridad de parte de muchos jueces que en esa misma época rechazaban hábeas corpus por los detenidos-desaparecidos víctimas de la represión ilegal. Sin embargo, en esta democracia, con la que se come, se educa y se cura (al menos a una partecita de la población, porque el derrame no siempre llega a todos, qué va’cer...), nadie paga sus culpas. Excepción la de Alberto Fujimori, el primer ex presidente constitucional latinoamericano en ser condenado... en su Perú, mientras tanto se asilan tres ex ministros de Gonzalo Sánchez de Lozada, que presidió Bolivia -aunque sabía hablar más inglés que castellano- hasta 2003, cuando huyó a Estados Unidos después de ordenar violentas represiones que dejaron casi 70 muertos y 400 heridos. Igual que sus ministros, temeroso de enfrentar un proceso judicial por genocidio, Goni se esconde todavía en el país del norte, donde también hay refugio para el terrorista Luis Posada Carriles, por si acaso.
Volvamos a la pampa. La sojizada pampa mía. Acá, este tal Carlos, de la familia de los Fujimori y los Sánchez de Lozada, repite sin ninguna vergüenza que en dos años se presentará otra vez como candidato presidente, seguro de que nada tuvo, ni tiene, ni tendrá nunca que decir sobre la venta ilegal de armas a Croacia y Ecuador, de la voladura del cuartel de Río Tercero, del atentado a la AMIA, etcétera. Pero no es todo, porque al mismo tiempo resurgen (o surgen, porque pocos se encargan de aclarar que son noventistas reciclados) tipos comunes, “como vos, como yo”, que se animan a caminar por los barrios del conurbano con sus rólex puestos (y con punteros duhaldistas al lado). Ciudadanos de bien (ni piqueteros, ni inadaptados sociales, ni menores delincuentes), que van a hacer de éste un país en serio, pero en serio en serio. Ya no vamos a estar aislados del mundo, ese mundo que progresa sin cesar de la mano de los grandes capitalistas, los amos del libre mercado que necesitan seguridad jurídica, reglas del juego claras y todas esas cosas que los nuevos tipos comunes sabrán asegurar (les/se) desde las esferas del poder político que aspiran a terminar de dominar en 2011. ¿Que en este mundo hay, según la FAO, 925 millones de hambrientos? ¿Que ahora el Estado es un buen actor para regular la economía y salvar los desmanes financieros provocados por esos mismos grandes capitalistas? ¿Que por esos desmanes cada día miles de personas se van quedando sin empleo, sin casa, sin salud, aún en los países dominantes? Son las reglas del juego.
Así que... votalo, votate. Pese a todo este descalabro mundial con epicentro en “el mundo” del que no debemos quedar aislados, tampoco queremos llegar a ser Venezuela. Lo advierte Clarín, La Nación, hasta el oficialista C5N. ¡¿Qué te pasa Clarín?! ¡¿Estás nervioso?! Aquellos a cuya derecha está la pared creen o quieren hacer creer que los K son capaces de hacer con los grandes multimedios, después de tenerlos como aliados allá por 2003, lo que Hugo Chávez Frías con (los voceros y activistas de Washington) RCTV y Globovisión. Si así fuera, también cabría esperar aquí nacionalizaciones de los recursos naturales, alfabetizaciones masivas, garantización de salud y educación públicas gratuitas. Pero lejos estamos de eso. Para el peronismo de turno, da lo mismo Chávez que Bush, Estela de Carlotto que Aldo Rico. Maestros en el equilibrio que les permita mantener un aparato de poder interno y externo para capear los temporales que oportunamente provoquen otras fracciones de los sectores dominantes (como las patronales rurales), saben también hacer uso del discurso "nacional y popular" para, en la acción política, dejar todo más o menos como está. ¿Cuánto se ha achicado la brecha entre los que más y los que menos tienen? ¿Se achicó, más allá de una desocupación combatida con trabajo en negro y medida con un índice manipulado? ¿Cuánto le dejan al país las multinacionales mineras y petroleras? ¿Le dejan algo, además de suelos degradados y aires contaminados? ¿Cuánto mejor sería dejar de subsidiar empresarios y destinar el dinero de los argentinos a la construcción de empleo genuino, de transporte cómodo y eficaz, de hospitales que funcionen?
¿Y entonces?, se inquietará el buenudo elector deseoso de hacer valer su deber cívico el 28. La otra opción de la esfera política hegemónica, en el bando de la oposición, es la señora (gorda, con respeto), la de la cruz, que ahora pasea con un muchacho pintón por la Ciudad de Buenos Aires, esa ciudad que no para de (des) hacer otro pintón, ya no tan muchacho, pero también un tipo común, como vos, como yo, como el colorado, que heredamos millonadas de nuestros adinerados ascendentes. Y la verdad es que esta mujer, amén de sus pronósticos apocalípticos, no tiene a esta altura mucho más para ofrecer que la alianza con descoloridos radicales y algunas bancas para los piqueteros de la abundancia. Ah, cosas de los radicales, que quisieron resucitar con la muerte de su último líder. En fin, todo muy místico para ser, al menos, tan serio como el oficialismo y la oposición peronistas.
El problema político real de cara no sólo al 28 de junio sino al 2011 (Dios sabrá como nos encontrará el destino, además de bicentenarios, en 2011), y ahora sí, asustate, es que el progresismo K se va agotando. Sus discursos altisonantes y confrontativos, aun cuando el pingüino se mate a abrazos con los vecinos de Florencio Varela para asegurar los votos del Gran Buenos Aires, y así casi la elección toda, han sido uno de los elementos para configurar un clima socio-político de rara efervescencia que no se condice con cierta estabilidad económica de los últimos años. Es verdad que, sancionar una ley de educación sexual aunque jamás se aplique, o ponerse el pañuelo de las Madres y las Abuelas aunque nada tenga que ver el proyecto de gobierno propio con los hijos y nietos de esas mujeres, son al menos gestos repulsivos para buena parte de una sociedad adoctrinada por siete años de terrorismo de Estado y otros tantos de propaganda neoliberal. Después de ese proceso, la política dejó de servir, el Estado dejó de servir, ni las elecciones sirvieron de mucho; salvo, ahora, para corregir algunos desvaríos izquierdosos y para que las usen los tipos comunes, los empresarios que se hicieron ricos durante la dictadura y en los noventa. Como vos, como yo. Gente pro.
Los spots publicitarios de este frente autodenominado ‘peronista disidente’ hacen mella de esa comunión que existe, quién lo duda, entre los empresarios millonarios y las personas de a pie que hoy caminan atemorizadas por las salvajes calles del conurbano. La inseguridad, esa brillante herramienta política que las derechas saben usar estratégicamente para acumular votos de los sectores más expuestos a la violencia callejera urbana, no puede faltar en la campaña. Con los medios de comunicación como principales vidrieras del miedo, los reclamos de ‘mano dura’ y hasta de pena de muerte, de boca de especialistas en el tema como Susana Giménez o Roberto Piazza, configuran el clima ideal para la avanzada política de los gestores del mapa de la inseguridad (
http://www.mapadelainseguridad.com/), que obviamente no llega a registrar los delitos cometidos por la ‘alta suciedad’. Para el caso, el involucramiento del colorado en la ruta de la efedrina o aquellas investigaciones judiciales a la familia Macri por evasión de impuestos quedarán o ya quedaron en la nada.
La parodia de reality show que hace el programa conducido por el súper visto y súper cuestionado Marcelo Tinelli (paradojas creadas en las sociedades fuertemente atravesadas por los mass media), de una casa donde conviven unas veinte figuras políticas nacionales, atrae más la atención del público –y hasta de las mismas figuras, en su versión real- que la campaña misma. “Votame, votate, quereme, querete, alica, alicate”, dice el repetitivo discurso del imitador del colorado primer candidato pro en provincia de Buenos Aires. Pero el real, menos gracioso, no es más original. “Yo soy un tipo común”, “hice la guita laburando”, “soy igual que vos”, “vos sos el nuevo protagonista de la política (votate)”, es el mensaje. No importa que la temerosa señora televidente de C5N (el canal de la derecha aliado de K) que vive en el segundo cordón del conurbano no tenga unos cuantos holdings por ahí, medios de comunicación propios, ni su fortuna ascienda a unas cuatas decenas de millones de dólares. Para no ser víctima de un ‘pibe chorro’ víctima del paco y la exclusión, que deambula por los suburbios bonaerenses con un fierro que algún puntero o policía de su barrio le facilitó, hay que votar a gente pro. Aunque esa misma gente haya sido parte, desde la militancia política o empresaria, de la implantación de las políticas que generaron la necesaria desestructuración social para mandar a ese pibe a la jungla donde el “todo o nada”, o el “nada vale”, lo pone en peligro tanto como al resto de los sujetos sociales con los que puede toparse. Y hoy eso puede suceder en casi cualquier rincón de las grandes ciudades, más aún donde el negocio del delito, el robo de automóviles y de la droga lo ameriten. Esos negocios, claro está, nunca están pensados ni manejados por ‘pibes chorros’, hoy blanco del odio mediáticamente magnificado de los sectores salvados de este proceso de intensiva deshumanización y des-socialización que se conoció (se conoce todavía) como neoliberalismo, en gran parte del globo.
Aterrizando otra vez en la carrera política hacia los comicios venideros, hay que decir que detrás de la gente pro...asustate más... Hace menos de un año, Eduardo Duhalde paseaba con el colorado por Morón. “Aunque el ex presidente repitió que no será aspirante a ningún cargo, caminó, se sacó fotos y viajó en colectivo con Francisco de Narváez. ¿De Narváez va a ser su candidato?, le preguntaron. ‘¿Por qué no?’, respondió”. Esa crónica, del 11 de septiembre de 2008, debiera repicar ahora en cada cuarto oscuro. Kirchner contra Duhalde, seis años después de Kirchner junto a Duhalde. De un lado, Scioli, 45 intendentes del conurbano que ponen la cara para el oficialismo aunque no van a asumir, la patota de Guillermo Moreno, los morochos de D'Elía, la izquierda que se hace K pero critica (hasta donde puede), los trenes balas que no fueron a ningún lado y el capitalismo con justicia social, que tampoco. Del otro lado, gente pro, que llevará las injusticias del capitalismo a un grado mucho más lejano de una justicia social contradictoria con la esencia misma del sistema (los porteños lo van sabiendo). Lástima que los partidos definidos de izquierda, los que están en contra de todo esto, no tengan recursos, herramientas mediáticas, ni tampoco mucha idea de como insertarse en el escenario político. Por eso siguen tirando piedras desde afuera. Y por ahí aparece una figurita, un cineasta comprometido, un intendente que gestiona como una isla un distrito del conurbano, un gobernador que no parece apoyarse en el clientelismo... Pero, por ahora, sin estructura sólida y ni siquiera amarrados unos a otros, no van a llegar tan lejos como estos otros, los que portan careta de tipo común, y vienen a llevarse el protagonismo en esta tragicomedia, con aire de tornarse otra vez más trágica que cómica.



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Parodia del programa Showmatch AQUI











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