Por Esteban Moore
Un sábado por la tarde
dedicado a la limpieza de la baulera a poner en orden trastos viejos
descubrí entre unas cajas de cartón un paquete envuelto en papel madera
atado con grueso hilo de cáñamo
oscurecido -----empolvado por el tiempo
Al abrirlo
encontré algunas cartas de mi abuela -recetas de cocina
facturas amarillentas de comercios que ya no existen
prospectos médicos
recortes de diarios
-principalmente de la página de avisos fúnebres
-estampitas de santos
[entre otros tantos registros
de su ordenado universo doméstico]
y varios cuadernos
correspondientes a sus últimos años de vida
en los que anotó en prolijas columnas
sus gastos --semana a semana
en el mercado --la panadería
-el pago del periódico
las cuentas de medicamentos
-del pedicuro
-del oculista --de sus médicos
También estaban asentadas las sumas que donaba regularmente
a la parroquia de San Patricio
a estas entradas les sigue la leyenda:
" le dejé una botella de whisky al párroco"
y el precio correspondiente de compra
Testimonio fáctico de una estrategia personal para ganarse un lugar
en el cielo
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