Ideas y figuras / Fisuras

Por Alejandra Mendé

“Está sediento, bajo el grande toldo
de la noche...” A. Ghiraldo

El tiempo decanta e ilumina, a veces es caótico, otras lineal y progresivo.
El ser de los relojes, del misterio, del transcurso de la vida; se vuelve vacío, circular, permanente, lejano, actual. Se repite o se desplaza, se detiene o avanza. El tiempo es una idea, que se fisura, que nos convoca y nos provoca.
El 1° de mayo de 1909 salía el primer número de “Ideas y Figuras”, Revista semanal de Crítica y Arte, que Alberto Giraldo dirigió hasta 1916. Poeta, dramaturgo, periodista y escritor es un exquisito referente atemporal, del pensamiento libertario y la cultura popular.
Un siglo después, la realidad se muestra menos que igual, con una descompresión que tramita los infiernos de las tres últimas décadas.
De aquel territorio desértico y sediento de poesía, surgimos inyectando paulatinamente malas palabras, sinceridades, intervenciones, políticas culturales incorrectas, alusivas, descartables, imposibles, pero definitivamente revoltosas.
El homenaje a Ghiraldo, en esa época, no podría ser otro que un reconocimiento extendido, a mujeres y hombres de la cultura popular, silenciados, ninguneados y también, aniquilados. Como Darío, a quién no pudieron callar más, en la denuncia perpetua de nuestra “divina comedia bonaerense”.
Darío marcó el puente Pueyrredón.
La poesía es el cuerpo.
Y aún, la pobreza está desnuda en las calles como resultado del cambalache finisecular.
Todavía, carecemos de la verdadera fiesta, la de la tumultuosa sabiduría escénica de los pueblos, la de la dignidad.
Aquella buena esperanza de la comunidad futura, que inspiraba al amigo Ghiraldo, cuando prefiguraba la ciudad de los ácratas.
Entre los espejismos del mundo, igual, aquí, nuestra porción de la Acracia sigue fundando nuevos cuerpos de poesía. Sobre el cráneo de copérnico, sobre las inquisiciones subrepticias y las blanduras de palabra, todavía, el desquicio del arte, trabaja, conquista, insiste. Prolifera.